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sexta-feira, 19 de agosto de 2011

Os professores à frente da luta de classes


Mumía Abú-Jamal



Con las noticias de los fraudes en los exámenes escolares por más de cien maestros y administradores en las escuelas de Atlanta, Georgia, vemos los frutos podridos de No Se Quedó un Niño Atrás, NCLB, (de su nombre en inglés, No Child Left Behind) y de su siniestro gemelo, Carrera a la Cumbre.

Ambos programas fueron diseñados no para educar, sino para poner en manos privadas la educación en Estados Unidos, de esta manera castigando a todos los maestros por los pecados de la sociedad entera --y finalmente, destruyendo los sindicatos de maestros.
Los maestros son mortificados, abusados, presionados y maltratados por los políticos al servicio de las grandes corporaciones, sus patrocinadores.
Amenazados con ser despedidos de sus puestos en tiempos de la peor recesión en generaciones, ¿quién se va a sorprender si algunos maestros escogieron borradores para no ser botados de sus empleos?
Los programas de la reforma educativa de Clinton, Bush y Obama no fueron diseñados por educadores, sino por hombres de negocios, quienes, en esta era de la decadencia del capitalismo, ven en la educación un campo ideal para desmantelar, por la más antigua de las razones: el lucro.
Los extensivos exámenes han puesto algo bién claro: las corporaciones de escuelas privadas han fracasado en su su razón de ser --la educación de los niños. Pero han tenido gran éxito en otra área: han malversado billones de dólares de los presupuestos del gobierno.
Por lo que a la responsabilidad de los maestros se refiere, ¿porqué enjuiciar solo a los maestros? ¿Porqué no demandamos responsabilidad de los políticos?
Y no estoy hablando solo de elecciones. ¿Porqué no destituciones anuales de los políticos, en todos los niveles? ¿Fracasa la economía? ¿Algún político miente, y lleva al país a la guerra? Hay que destituírlo!
¿Y porqué no?
Esta es en verdad una idea democrática.
La privatización de la educación por intereses comerciales es promovida por políticos que de esta forma pagan a los que les dan fondos, pero traicionan a quienes los eligen y a sus supuestas circumscripciones electorales.
Porque la educación pública, con todas sus fallas (¡y esas fallas son muchas!) es el primer instrumento para la socialización y la democratización. Pero es tambien, como Jonathan Kozol ha escrito, un sistema que es funcionalmente un sistema de apartheid* -- tan segregado hoy, como lo era hace 50 años.
Va a tener que ocurrir un verdadero movimiento social para hacer que la educación cumpla con su promesa -la educación de absolutamente todos.
*Fonte: Jonathan Kozol. La Vergüenza de la Nación, (The Shame of The Nation, New York: Crown Publishing, 2005.)

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