Título original: La educación que nos ofrecen
La reciente reunión del CADE
educativo: “Educación, la respuesta privada” ha servido para descubrir cuán
falaz es aquella máxima que dice que el Estado no debe intervenir en economía
cuando tiene tanto por hacer en educación, salud y seguridad ciudadana, cuando
lo que se está buscando es que estas y otras responsabilidades supuestamente
estatales también se conviertan en cotos privados y que la gente no se haga
mucha ilusión de lo que se va obtener de allí.
Por Raúl Wiener
Fritz Du Bois, que sabe tanto
de educación como de rescates bancarios, pensiones y redacción periodística
(para citar algunos de sus oficios de los últimos años), dijo en el CADE, según
cita Teresa Tovar, que: “la educación privada ha crecido y pese al poco apoyo
que se le ha dado tiene logros espectaculares. La educación privada no es solo
una buena alternativa. Es la única alternativa”.
Varias preguntas sobre esto:
¿qué “apoyo” debía habérsele dado a los privados si justamente lo que han
buscado es no someterse a ninguna regulación del Estado y actuar como si el
Ministerio de Educación no tuviera que ver con ellos?, ¿de qué logros
espectaculares se trata: de los colegios y universidades caras, o de la
mediocrización de la mayor parte de la educación de paga?, ¿alternativa a qué,
sino es a la educación estatal, lo que equivale a proponer que nos dejemos de
cosas y de gastar en una educación de pobres que no funciona? Ese es Fritz, que
ni pintado.
Pero hay otras perlas que
también cita Teresa: “más educación no es mejor porque intelectuales formados
por sistema educativo tienen tendencias de izquierda y rechazan el mercado”
(Alfredo Bullard, editorialista estrella del diario El Comercio, que hace unos
días señalaba que los promotores de colegios privados tiemblan cuando los
padres van a matricular a sus hijos porque temen que se trate de agentes
estatales encubiertos para detectar que no se violen las normas de la
matrícula).
Bullard, por supuesto, tiene un
pensamiento de guerra fría y cree que a los niños se los lleva la educación
estatal para pervertirlos. Pero además piensa que no hay que instruir mucho a
la gente para que no se vuelvan de izquierda y no se pongan a criticar al
mercado. Lo que lleva implícita la idea de que un profesional académico censurará
que un comerciante con mucho menor educación que él triunfe y gane mucho
dinero, simplemente porque se le ocurrió la cosa que había que venderle a la
gente.
Así que si usted creía que el
buen Estado neoliberal invertiría fuerte en educación y dejaría el resto para
los privados, o que poner a sus hijos en una buena escuela era el camino para
su consideración social, estaba equivocado.
Los privatistas también quieren
la educación al 100% y lo que ofrecen no es calidad educativa sino ingenio para
vender.
Fonte: La
Primera Peru
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