Mumía Abú-Jamal
2-2-2013
Si examinamos los actuales sistemas de educación
pública de los Estados Unidos de Norteamérica, especialmente los sistemas de
las comunidades Negras y Latinas, es difícil encontrar otro sistema que sea
peor, o que fuera más disfuncional.
Nosotros, en verdad, tenemos un sistema de mala
educación, sistema diseñado para hacer más mal que bién.
Muchas ciudades tienen un promedio del 50% de alumnos
que dejan las escuelas. En ciudades como Baltimore, esos promedios se elevan a
más del 70%.
Que ocurra ésto en la nación más rica del planeta, es
un escándalo.
¿Porqué ocurre ésto?
Porque las elites políticas de los Estados Unidos, al
servicio de las elites de los negocios, tienen la intención de vender los
intereses educativos de la sociedad norteamericana a las industrias de la
privatización.
En una palabra, simple y llanamente, todo es sobre el
dinero.
Es una forma de política que literalmente vende la
herencia educativa de los niños.
Es una política en la que los intereses de los
negocios reinan supremos aún sobre la más fundamental de las funciones del
estado --la educación de sus jóvenes.
¿Cómo empezamos a tratar esta larga serie de fracasos?
En el apogeo del Movimiento, grupos en todo el país
crearon sus propias escuelas; las llamadas Escuelas de la Libertad.
Las Escuelas de la Libertad daban lecciones basadas en
el mundo real, en la vida de todos los días, lecciones sobre historia,
política, cambio social, y temas parecidos.
Y daban a la juventud una idea clara sobre cual era su posición en la
vida.
Como ya envejecen los norteamericanos nacidos después
de la Guerra Mundial, los llamados, "Baby Boomers", ellos tienen la
gran oportunidad de ser un valioso recurso educativo para reconstruir las
Escuelas de la Libertad, con buenos personales, donde se pueda enseñar.
De esa manera, dos grupos sociales se ayudarían
mutuamente, los Baby Boomers ayudarían a los menores, y los menores proveerían
la gran oportunidad a los mayores de servir como voluntarios a la juventud.
Nuestro sistema de educación pública es casi
totalmente ineficiente porque el sistema político ha corrompido su función
básica en la sociedad.
El pueblo, en comunidad, en un movimieno social, puede
rescatar esta decadente institución, recreándola para servir las necesidades de
los niños.
Haciendo éso, aprendemos lecciones valiosas del
pasado, para incluírlas en el futuro, para enlazar dos generaciones y así hacer
un todo más fuerte.
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