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sexta-feira, 7 de setembro de 2012

ÁTICA: 41 anos depois


Mumía Abú-Jamal
El nombre, Ática, ha entrado al lenguaje de la cultura norteamericana impulsado en parte por Al Pacino en la película, Tarde de Perros, (Dog Day Afternoon), cuando el actor levanta su puño y exclama, “Ática! Ática!”
Los espectadores reconocen inmediatamente la referencia, porque el 9 de setiembre de 1971 --Ática-- (la prisión en el interior del estado de Nueva York) fue la noticia más grande en todo Estados Unidos.
Los presos se rebelaron en Ática; tomaron rehenes, y demandaron ser tratados como hombres, y el estado de Nueva York, obedeciendo órdenes del entonces Gobernador Nelson Rockefeller, desató una lluvia de balas que mató a docenas de hombres --presos y guardias por igual-- y después, Rockefeller mintió sobre el caso.
Políticos y refomistas de prisiones aseguraron que Ática sería una alerta que traería cambios.
Nunca jamás otra Ática, dijeron.
Este mes de setiembre marca los 41 años de ese día sangriento de asesinatos en masa --y las cosas han cambiado --pero no para hacerlas mejor.
Según un reciente boletín publicado por La Asociación Correccional, grupo monitor del estado de Nueva York, Ática sigue siendo un lugar de violencia, miedo, abuso sexual y racista, y un lugar de falta de respeto.
Como en 1971, el personal es casi totalmente blanco y rural, y los presos son casi todos negros, latinos y de procedencia urbana.
Como en 1971, Ática es un antro envuelto en tensiones.
Como en 1971, la falta de respeto y el maltrato ruedan por los pasillos como hierbas rodadoras listas para incendiarse.
La Asociación Correccional ha pedido que Ática sea definitivamente cerrada, porque hoy permanece como un triste símbolo de un fracaso muy costoso y brutal.
Si en verdad cerraran la prisión de Ática, sería 41 años demasiado tarde.

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